Masacró a los Dallas Mavericks campeones en un terreno casi inexpugnable: los playoffs de 2011. La figura de Brandon Roy centelleó y devolvió la ilusión, durante un interminable instante, a los aficionados de Portland. Los 24 puntos, cuatro rebotes y cinco asistencias del escolta dinamitaron a la escuadra deDirk Nowitzki y colocaron a Roy bajo los focos cuando ya nadie confiaba en él.
Fue un simple espejismo. Bendito espejismo. El placer de seguir paladeando el baloncesto natural y elegante de Roy se esfumó, sin embargo, antes de que comenzase la presente campaña. Los cartílagos de sus rodillas, que se habían ido degradando progresivamente durante las últimas temporadas, habían mermado su rendimiento hasta convertirle en un jugador marginal con apenas 27 años. El callejón sin salida de la retirada se agigantó y escondió cualquier otra posible dirección.
Roy era consciente de que no aguantaría un curso 'post-lockout' hiperconcentrado. Así que dijo adiós, pero no quiso homenajes ni baños de masas en el Rose Garden, el pabellón donde deslumbró con su estilo desenvuelto y depuradísimo.
Unas enigmáticas palabras del tres veces All Star enEurobasket.com han cargado de optimismo al planeta baloncesto, que se había quedado huérfano tras su marcha: "Me he estado sometiendo a un tratamiento experimental y estoy intentado dejar abierta la ventana de mi posible vuelta".
En pocas horas, la mecha prendió en unos Trail Blazers ávidos de prolongar la carrera de su estrella al precio que sea. "Creo que hay una seria posibilidad, si las curas siguen haciendo efecto, de ver a Brandon Roy metiendo canastas de nuevo", agregó, según recogeThe Oregonian.
El exjugador de Portland se ha estado sometiendo a una terapia de plasma sobre sus maltrechas rodillas. Los médicos han rescatado células de su propio cuerpo, las han mezclado y las han reinyectado en la articulación. Roy ha experimentado una sensible mejoría. Los resultados son desde luego esperanzadores.
¿Volverá? ¿Lo hará a su mejor nivel? Es difícil de precisar. Por el bien del baloncesto, confiemos en que así sea.
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