LeBron James abandonaba el United Center de Chicago con gesto serio y cara de pocos amigos. Era consciente de que se ha quedado a las puertas de la leyenda de la NBA. La derrota ante los Bulls le privaba de la posibilidad de alcanzar las 33 victorias consecutivas de los Lakers de la 71-72, dejando su impresionante marca en 27.
El alero de los Heat, sin embargo, no estaba conforme con la derrota y señalaba directamente a los colegiados como responsables de que la racha de los Heat no se haya alargado. "Hoy no hemos ganado porque en el campo han sucedido jugadas que no se deben permitir", apuntaba James a la conclusión del choque.
"Han sucedido jugadas que no son propiamente baloncesto y lleva siendo así todo el año", afirmaba LeBron en relación a una falta de Hinrich en el primer cuarto y a un agarrón de Gibson a falta de cuatro minutos para el final. "He conseguido mantener la calma, pero me molesta, la verdad".
A pesar del tropiezo, LeBron no podía ocultar su orgullo por lo que ha logrado el equipo de Florida y es consciente de la magnitud de su hazaña. "Lo que hemos logrado es lo más grande que he visto en mi carrera como profesional y debemos sentirnos orgullosos", confesaba el jugador que ha liderado esta histórica racha.
Su técnico, Erik Spoelstra, tampoco podía negar su decepción, aunque sabe que su objetivo es mayor que una racha de victorias. "Lo que hemos logrado es grandioso, y nunca fue nuestro objetivo, por lo tanto todo sigue igual", declaró el entrenador de los Heat en la rueda de prensa posterior a un partido que ya forma parte de la historia negra de la franquicia.
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