miércoles, 21 de marzo de 2012

Bynum: renovado, expulsado y reprendido en el mismo día


Hasta la saciedad. Los Lakers han sido fieles a su palabra y han cumplido la máxima que llevaban repitiendo tanto tiempo y que rezaba que Andrew Bynum era el pilar sobre el que se iba a construir el futuro de la franquicia. Dicho y hecho.
"Es el pívot titular de la Conferencia Oeste en el All Star, ¿cómo no íbamos a hacer todo lo que estuviera en nuestras manos para que se quedase con nosotros?", admitía el mánager general de los Lakers,Mitch Kupchak, a la hora de explicar este movimiento, totalmente predecible, de los californianos. Lo contrario hubiera sido toda una sorpresa.Los Lakers, según informa el rotativo angelino 'Los Angeles Times', han decidido ejercer la opción que tenían sobre el último año de contrato del pívot por 16,1 millones de dólares. De esta manera, los angelinos se aseguran que el pívot seguirá vistiendo la camiseta amarilla, al menos una temporada más.
Ahora, los angelinos tienen más tiempo para negociar con el pívot y con sus agentes el nuevo contrato que entrará en vigor en la temporada 2013-2014. Si en junio de 2013, Bynum y los Lakers no han llegado a ningún acuerdo, el jugador se convertirá en agente libre. Aunque, según apunta el medio estadounidense, esta posibilidad aparece en horizonte remoto ya que el acuerdo para que Bynum se quede en los Lakers está cercano.
El pívot, sabedor de que seguirá una temporada más vistiendo de amarillo, decidió 'celebrarlo' a su manera. Ante los Rockets, con los Lakers en el fragor de la batalla por hacerse con una nueva victoria, Bynum se autoexpulsó protestando a uno de los colegiados al final del tercer cuarto, dejando cojo a su equipo.
Una expulsión que no sentó nada bien a su entrenador Mike Brown, que mostró su enfado tras el partido. "Estaba cabreado", aseguró el entrenador de los Lakers. "Tiene que ser consciente de lo que hace. No sé qué le ha dicho al arbitro, pero le necesitamos en la cancha. A estas alturas de la temporada no puede ponerse en peligro de esa manera".
Para terminar de enfadar a su entrenador, Bynum no se fue directamente a los vestuarios, sino que aprovecho el camino para saludar a los aficionados que le ofrecían sus manos. "Es cosa suya", afirmó brevemente Brown tras el choque.
Más breve aún fue el propio Bynum, quien aseguró no tener ganas de hablar y citó a los periodistas al día siguiente para saber el motivo de la expulsión con la que ha celebrado su permanencia en Los Ángeles.

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