viernes, 18 de enero de 2013

Melo no tiene 'vacaciones'

Detroit Pistons
Detroit Pistons
87
102
New York Knicks
New York Knicks



Los Knicks llegaron a Londres con la idea de demostrar que Nueva York es la capital del mundo. Y lo hicieron desde el inicio. Sin dejar al público sentarse en sus sillas, los de Woodson la tomaron con unos bisoños Pistons y dejaron claro que quieren hacer de ésta, su temporada.

Los Knicks llegaron a Londres con la intención de demostrar que Nueva York es la capital del mundo. Y lo hicieron desde el inicio. Sin apenas dejar al público sentarse en sus sillas, los de Mike Woodson la tomaron con unos bisoños Pistons y dejaron claro que quieren hacer de ésta, su temporada.
Todo es más fácil, además, cuando tienes un superclase como Carmelo en tus filas. El alero está dispuesto a todo por llevar a los suyos a la victoria y bien sea con una dieta bíblica o con una ética de trabajo más estricta, lo cierto es que Anthony ha dado el paso que se le llevaba reclamando desde que debutase en la NBA.
Melo sacó pronto a relucir su fusil y fue tumbando a los Pistons desde el primer minuto hasta dejarles en la lona cuando no se había cumplido la mitad del primer cuarto. Con 11 puntos al final de los primeros 12 minutos, la estrella neoyorquina cumplía para lo que restaba de noche. Todo ello acompañado de Amar'e Stoudemire, que empieza a entender lo que necesita su equipo para ganar, y J.R. Smith, que sabe tomar las riendas cuando la estrella se toma un pequeño respiro.
Incluso los secundarios tuvieron un papel importante en el eléctrico inicio de los Knicks. Sobre todo Iman Shumpert, que volvía a las canchas tras siete meses en el dique seco. El jugador, en el que tienen muchas esperanzas puestas Spike Lee y el resto de aficionados 'knickerbokers', notó la falta de ritmo, pero lo suplió con las ganas de un novato.
Y mientras en el banquillo de los Knicks todo eran sonrisas, al otro lado de la cancha el panorama era bien distinto. Lawrence Frank buscaba soluciones en su muchachada, pero ni siquiera sus gigantes eran capaces de sostener a un equipo con mucho futuro, pero cuyo presente es más dudoso. Sólo Drummond ponía algo de resistencia. Pero su esfuerzo resultaba insuficiente para contener a Melo y a sus chicos. Así, el resultado al descanso (51-46) dejaba casi todo decidido para la segunda mitad.
Tras el descanso, los Pistons salieron con otra cara y con otra mentalidad. Singler y Knight acercaban a los de la Motown en el luminoso, hasta ponerse a 11. Fue un espejismo. Los Knicks habían alargado el tiempo de descanso y estaban haciendo la goma. O al menos eso parecía hasta que apareció Will Bynum.
El menudo jugador de los Pistons se encargó de revolucionar el partido hasta ponerlo otra vez interesante (61-66 a falta de tres minutos para acabar el tercer acto). Junto a Bynum, los de Detroit recuperaron viejos espíritus y apretaron en defensa (que se lo pregunten a Prigioni) para ponerle picante a un choque del que minutos antes sólo quedaba el postre.
Fue entonces cuando Melo hizo lo que nadie esperaba, pero que todos le pedían: pasar el balón. Con hasta tres jugadores encima suyo cuando recibía, el alero leyó a la perfección lo que necesitaba el partido y le dio el balón a sus compañeros para que aprovechasen los espacios. Novak, Stoudemire y Smith aprovecharon los regalos de su compañero para volver a poner dos dígitos de diferencia en el luminoso (63-75 al final del tercer cuarto).
El inicio del último periodo fue un toma y daca de canastas, que favorecía a unos Knicks que no tomaban el mando, pero que tampoco lo cedían. A las canastas le sucedían los errores y así discurría el choque, con los Knicks sesteando y con los Pistons sin la pegada necesaria para poner en verdaderos aprietos a su rival. Sólo quedaba por ver cuál sería la diferencia final.
Fue Bynum quien volvió a despertar a los Pistons, que recortaron la distancia, otra vez, hasta dejarla en menos de diez puntos (75-83 a falta de cinco minutos). Otro espejismo. Smith, Chandler y el francotirador Novak devolvían la tranquilidad a los neoyorquinos a falta de tres minutos con +17 en el marcador. Ahora sí, no quedaba tiempo para la reacción.
Los Knicks se llevaron el triunfo (87-102) gracias a un Carmelo estelar (26 puntos), perfectamente acompañado por Stoudemire (17) y Smith (16), que hicieron inútiles los esfuerzos de Bynum (terminó con 22 puntos), el único en los Pistons que no dio su brazo a torcer hasta el final.

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