Elgin Baylor es considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Un adelantado a su época en lo que a su estilo se refiere y con una voracidad anotadora como pocas se han visto desde entonces. Un referente para todos los amantes de este deporte, gracias a un juego vistoso y efectivo a partes iguales.
Sin embargo, 'El Conejo' Baylor también ha pasado a la historia como uno de los grandes perdedores de la NBA. Un jugador maldito al que la suerte le fue esquiva, a pesar de sus multiples intentos por derrotarla. Baylor jugó siete finales de la NBA, además de una de la NCAA y en todas cosechó el mismo resultado: la derrota.
Para completar su leyenda negra, la historia y la fortuna le dieron la espalda en el momento más insospechado. Tras sufrir una grave lesión de rodilla en la 70-71, Baylor se negó a retirarse. Quería una nueva oportunidad.
Así, comenzó la temporada 71-72 junto a Jerry West, Wilt Chamberlain y Gail Goodrich en busca del anillo que se les resistía. Tras nueve partidos, Baylor volvía a caer lesionado de gravedad. Su sueño se rompía. Irónicamente, los Lakers de esa temporada se convirtieron en leyenda consiguiendo 33 victorias consecutivas (la mejor marca de la historia) y conquistando, por fin, el anillo de la NBA.
Una joya que Baylor vio cómo se le escapaba entre los dedos, aunque los Lakers quisieron reconocer todos sus años de servicio y encargaron una joya más para dársela al alero. No tanto como parte del equipo campeón --jugó nueve partidos-- sino como homenaje a uno de los mejores de la historia.
Hoy, 41 años después de haber recibido su preciado tesoro, Baylor ha decidido subastar el anillo que nunca ganó (que puede alcanzar los 60.000 dólares), así como el resto de los recuerdos de su etapa como jugador, a pesar de que, según el propio ex jugador, no tiene necesidad económica de hacerlo.
"Sé que la gente va a pensar que hay un tema económico detrás de esta decisión", afirmaba Baylor a Los Angeles Times. "Pero no es verdad. No tengo problemas financieros. Nada de eso, os lo aseguro".
"Me enorgullece poder dar a los aficionados y a los coleccionistas la oportunidad de compartir mis éxitos, tanto en mi vida como en mi carrera", confiesa Baylor en la carta que acompaña a la presentación de sus recuerdos. "Espero que todos estos objetos traigan a quien los compre la misma felicidad que me han dado a mí".
Además del famoso anillo del 72 Baylor ha puesto a la venta su trofeo al Rookie del año de 1959, su anillo de subcampeón de la NCAA, numerosas fotos y portadas de revistas autografiadas, una chaqueta de calentamiento de los Lakers y unas zapatillas de bronce que le regalaron al retirarse.
A pesar del desmentido de Baylor, su decisión ha alimentado los rumores sobre su situación económica. Especialmente, porque no sería el primer NBA que se ve obligado a vender sus recuerdos para hacer frente a las deudas. Robert Parish, Antoine Walker o Julius Erving son sólo algunos de los nombres que han tenido que subastar sus anillos para salir de una difícil situación financiera.
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